La diócesis
de Santander vive su vigésimo tercer año en lo que respecta a la animación
bíblica. Desde su inicio se ha hecho un largo y fructífero camino en torno a la
luz de la Palabra de Dios.
Todo comenzó
con la preparación al Año Jubilar 2000. Tres años antes, surgió la pregunta en
el seno del Consejo Presbiteral: ¿Qué ha de significar evangelizar en el 2000,
en esta Iglesia diocesana? La respuesta fue que había que acercar el evangelio
al pueblo de Dios. Y esto había que realizarlo de forma fácil y comprensible,
en tono existencial, hasta percibir su incidencia en la vida habitual de los
creyentes.
El entonces
obispo de Santander, D. José Vilaplana, encargó a la Casa de la Biblia, en la
persona de su director, D. Santiago Guijarro, la preparación de un material que
respondiera a esta inquietud. La idea era poder leer cada año un libro de la Biblia.
Se llevaron a cabo unas jornadas de preparación para designar los animadores de
grupos (a los que se les preparaba de forma sencilla) Y se hizo la convocatoria
general en las parroquias. La respuesta para la formación de grupos fue
numerosa, no menos de cuatro mil. Y se pusieron en funcionamiento los grupos en
reuniones semanales o quincenales. Desde entonces se ha hecho un largo
recorrido tanto por el Nuevo como por el Antiguo Testamento, así como también
se ha realizado los ciclos dominicales. En diversos años se han realizado
también las llamadas Semanas Bíblicas en las parroquias, así como alguna
peregrinación a Tierra Santa.
Su dinámica
está inspirada en el esquema de la Lectio Divina. Se parte de la vida,
lectura del texto con explicaciones, se interpreta desde la vida actual y se
termina orando lo acogido. En este sentido, la clave no está en aprender
grandes conocimientos bíblicos, sino en dejarse interpelar por la Palabra y desembocar
en la conversión.
¿Valoración?
Ha sido y es una de las experiencias pastorales más significativas de la vida
de nuestra iglesia. Por la generación de grupos parroquiales, por la
familiaridad con la Palabra de Dios, por su aportación al crecimiento de la fe,
hasta culturalmente por su aportación a la lectura de personas que no leían,
por el descubrimiento de lo que ahí había y se desconocía.
¿Claves
importantes en su desarrollo? El que se estableciera como objetivo central y
fundamental en el Plan Diocesano de Pastoral de aquellos años. Y también el que
se constituyera el Servicio Bíblico Diocesano, dependiente de la Delegación de
Catequesis, encargado de proponer, animar y ayudar en toda la dinámica del
proceso.
La realidad
actual es de alrededor de cien grupos diferentes de animación bíblica de la
pastoral, que se reúnen asiduamente para compartir la Palabra de Dios.
Juan J. Valero Álvarez
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