jueves, 13 de julio de 2017

Contemplar el horizonte

Ha llegado el verano por nuestras latitudes y seguramente la imagen veraniega por excelencia es la playa y el mar. Aunque a menudo las playas están tan abarrotadas que se podría decir que solo se consigue respirar mirando al mar, mirando a ese horizonte que es imagen de libertad.

Y si, además, contemplamos ese horizonte al atardecer, entonces no solo nos evitamos la multitud de vecinos de toalla y sombrilla sino que a la sensación de libertad le vamos a poder sumar también la de serenidad. Pocas cosas hay tan serenas como estar sentado al atardecer en la arena de la playa contemplando el horizonte de libertad y serenidad.

Pues bien, precisamente es esta imagen la que te propongo para este verano con respecto a la Biblia. Si estás en una playa abarrotada, si te sientes agobiado, si el tiempo de presunto descanso te va a dejar aun más agotado y acabarás volviendo el lunes, o al final de las vacaciones, derrotado al trabajo, a las ocupaciones diarias… lo que tú necesitas son esa libertad y serenidad para afrontar tu vida y tu felicidad.

Toma pues tu Biblia y contempla el horizonte que te presenta. Cuanto más contemplas el horizonte sentado desde la arena fresca del atardecer más te ocurre un fenómeno curioso e interesante: por un lado, parece que el horizonte se te acerca y, por otro, parece que eres tú el que se acerca a ese horizonte.

Así, en la Biblia, ese horizonte, en el que Dios se hace presente, se acerca a ti, cada vez que lees su Palabra y, también, te acercas tú a Él cada vez que meditas lo que ha escrito para ti. La Biblia es, pues, ese punto de encuentro al que has sido llamado por Dios, es el punto donde se encontraron y se encuentran el Padre que ama y el hijo que vuelve a la busca de ese amor.

Nos lo decía así, en un día de verano, el Papa Benedicto XVI: «Esta parece ser una hermosa ocupación para las vacaciones: tomar un libro de la Biblia, para encontrar así un poco de distensión y, al mismo tiempo, entrar en el gran espacio de la Palabra de Dios y profundizar nuestro contacto con el Eterno, precisamente como finalidad del tiempo libre que el Señor nos da» (3 de agosto de 2011)

Quique Fernández
(Publicado en: Catalunya Cristiana 1971 [2017])

No hay comentarios:

Publicar un comentario