Pecado
de Adán y Eva
El Génesis nos cuenta como Adán y Eva
pecaron al desobedecer a Dios. La serpiente les «promete ser como dioses» y
ellos ponen su deseo desordenado de ser como dioses por delante del plan de
felicidad de Dios para el hombre. Dios les ama como Padre creador pero ellos no
le aman sobre todas las cosas
Respuesta
de Dios Padre
Dios pregunta a Adán y Eva «¿Dónde estáis?»
y «¿Qué habéis hecho?» sabiendo bien las respuestas pero queriendo que ellos
sean conscientes de su pecado. De alguna manera se puede decir que está
preguntando ¿Qué habéis elegido? ¿A quién habéis creído? ¿De quién os habéis
fiado?
Nos
preguntamos
¿Amo a Dios sobre todas las cosas? O dicho
de otra manera ¿qué cosas me alejan del Amor de Dios? ¿Creo y vivo que Dios es
mi centro vital de tal manera que siempre está presente en mis decisiones más
importantes?
2º
Mandamiento NO TOMARÁS EL NOMBRE DE DIOS
EN VANO
Pecado
de la Torre de Babel
También el Génesis nos relata otro pecado
de soberbia. Este contiene el matiz que se utiliza al cielo para intentar
conseguir un fin barato, mediocre, banal, egoísta: «Una torre que llegue hasta
el cielo y así hagámonos famosos» El pecado acaba llevándoles también a la
confusión: dejaron de entenderse y, hablando claro, empezaron a pelearse.
Respuesta
del Espíritu Santo y la Iglesia
En los Hechos de los Apóstoles, en el
relato de la Venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés encontramos el
gran contrapunto: En la dinámica del Espíritu siempre nos entendemos porque
estamos en comunión. De tal manera que cuando se diga de los cristianos si «están
borrachos» se les responderá que hemos sido llamados a profetizar en nombre de
Dios.
Nos
preguntamos
¿Hago de mi fe el que solo sea costumbre,
tradición, superstición? ¿Intento que sea para mí magia al servicio de mis
intereses o falsas seguridades?
3er.
Mandamiento SANTIFICARÁS LAS FIESTAS
Pecado
del Becerro de Oro
Los israelitas se montaron con el Becerro
de Oro su liturgia apartada de Dios. Dios los había convocado a celebrar su
liberación y a escuchar su Palabra por medio de Moisés. ¿Les faltó paciencia? ¡Mucho
más! ¡Les faltó confianza en Dios y Moisés! A esa falta de confianza le siguió
la falta de obediencia y a esta le siguió el desorden. Moisés se encuentra un
Pueblo que ha perdido el sentido de lo que hay qué celebrar y cómo celebrarlo.
Respuesta
de Dios (por medio de Moisés)
Leemos en el Libro del Deuteronomio: «Escucha
Israel: Yahvé, nuestro Dios, es el único Dios». A ese Dios que se hizo hombre,
murió y resucitó por nosotros y por nuestra felicidad eterna es al único que
debemos celebrar. Hoy nuestros «becerros» pueden acabar siendo el «fin de
semana sin Dios», el «domingo sin Misa», la «Misa sin respeto y adoración a la
Eucaristía», la «Navidad sin Jesús»…
Nos
preguntamos
¿Cuál es mi becerro de oro, el que me aleja
de vivir cada domingo con gozo la Eucaristía?
4º
Mandamiento HONRARÁS A TU PADRE Y A TU
MADRE
Pecado
del Hijo Pródigo
Ya conocemos la Parábola que nos relata
Jesús en el Evangelio de San Lucas. Tan solo un detalle: pedir la herencia del
padre en vida era decirle que era como si ya estuviese muerto para el hijo. Por
eso al Hijo Pródigo no le preocupa lo más mínimo el daño que hace: Daño a su
Padre, o mejor dicho, a la relación con
su Padre. Daño a la familia, como colectivo especialmente necesitado de
generosidad en la convivencia. Y, sobre todo el daño que se hace a sí mismo, a
su dignidad de hijo y de heredero de un bien mucho mayor. Qué manera tan tonta
de poner en peligro el grueso de la herencia, el Amor Eterno del Padre, por tan
solo un puñado de dinero tan fácil de ganar como de gastar.
Respuesta
del Padre
Y el Padre espera y espera, y sale a su
encuentro, y le abraza, y le perdona y, sobre todo, le llama hijo, y le
organiza una fiesta. Y es que nunca ha dejado de ser Padre y de Amar al hijo.
Un amor completamente desinteresado, generoso, entregado. Un amor de Padre y
Madre.
Nos
preguntamos
¿Amo y respeto, como se merecen, a mis
padres? ¿Amo y defiendo a mi Madre la Iglesia y a su primer servidor, y por
ello cabeza visible, el Papa?
5º
Mandamiento NO MATARÁS
Pecado
de Caín
Cuando Caín envidia a su hermano Abel a
causa de las ofrendas que hace a Dios, según nos relata el Génesis, Caín ya
está empezando a matar a Abel en su interior. De ahí, de esa asquerosa envidia, al odio y de odiarlo a matarlo hay
menos trecho del que puede parecer. Todo va muy rápido. Mis intereses no pueden
esperar. No hay tiempo para escuchar a Dios.
Respuesta
De Dios
Y Dios le pregunta a Caín «¿dónde está tu
hermano?» y, una vez más, Dios sabe muy bien lo que ha pasado pero no quiere
dejar pasar el recordarle a Caín que Abel no era un competidor, ni un enemigo;
era su hermano. Como lo son tantos que sufren hambre, guerra, terrorismo,
racismo y, por desgracia, un largo etcétera. ¡Es tu hermano! No le mates ni
siquiera con la lengua afilada o el desdén o la indiferencia o la soledad…
Nos
preguntamos
¿Mato con el pensamiento o con la lengua
afilada a algunos de los que me rodean en mi familia, trabajo o ambiente?
¿Estoy expectante ante la necesidad de mi hermano: ayuda material, compañía,
compartir mi fe?
Pecado
de Herodes
Herodes es tan celoso de su reinado que no
quiere verle la corona ni a su sombra. Por eso, al saber que ha nacido el
verdadero Rey, Jesús, decide matarle. Y, además, como aparte de rey malo es rey
tonto, piensa que matar a un niño va a ser bien fácil. Por desgracia lo que fue
fácil fue matar a los Santos Inocentes. Tan fácil como hoy resulta matar a
tantas vidas por medio del aborto. O congelar eternamente a embriones por culpa
de los caprichos pseudocientíficos.
Respuesta
de María
La Virgen María dice sí a la vida y lo dice
de una manera generosa, pese a los problemas que se puedan derivar de su sí. Un
sí si condiciones ni condicionantes, hoy llamados supuestos. No se deja, pues,
inundar por el ambiente que le rodea, por el miedo al qué dirán. María dice sí
a Dios diciendo sí a la Vida que Dios le regala.
Nos
preguntamos
¿Soy consciente que como cristiano he de
defender toda vida, desde su seno materno, como un bien irrenunciable dado que
es un don que viene de Dios? ¿Me informo, y formo, aunque solo sea el mínimo
indispensable, para ser luz sobre este tema a mi alrededor?
6º
Mandamiento NO COMETERÁS ACTOS IMPUROS
9º
Mandamiento NO TENDRÁS PENSAMIENTOS NI
DESEOS IMPUROS
Pecado
de David
En el II Libro de Samuel se nos relata como
David desea a Betsabé, la mujer de Urías, y como para quedársela como mujer
manda a Urías al frente y ordena que se le deje solo para que le maten. La
lujuria se muestra aquí verdaderamente como el desorden que es. Unos pueden
llegar a poner en juego su matrimonio;
otros, incluso, ponen en peligro su promesa o voto de castidad; y todos, cuando
pecamos de lujuria, nos alejamos de los planes de felicidad, incluso terrenal,
de Dios para la mujer y el hombre.
Respuesta
del Profeta Natán
El profeta Natán enviado por Dios le dice a
David y nos dice a nosotros: «¿Por qué has despreciado a Dios haciendo lo que a
él le desagrada?» y para que sepamos que Dios nos ve en lo secreto, incluso en
nuestros deseos y pensamientos desordenados, dice a David y me dice a mí: «¡Tú
eres ese hombre!» Deja de fijarte en lo que hacen los otros, deja de buscar
excusas o comparaciones, tú eres el que ha pecado, el que ha desagradado a
Dios, el que se ha alejado de la dignidad de hijo con ciertos programas de TV o
ciertas películas, o con la infidelidad.
Nos
preguntamos
¿Concedo vía fácil a ciertas
conversaciones, miradas, programas y espectáculos llenos de frivolidad y
peligrosos para mi integridad moral? ¿Me pongo en peligro de caer en la
infidelidad respecto de mi estado y vocación?
7º
Mandamiento NO ROBARÁS
8º
Mandamiento NO DIRÁS FALSOS TESTIMONIOS
NI MENTIRÁS
Pecado
de Ananías y Safira
Tal como nos explica el libro de los Hechos
de los Apóstoles, sabemos que Ananías y Safira eran un matrimonio cristiano que
al vender un campo se quedaron parte del precio cometiendo a la vez tres
pecados graves: primero, el robar a su compromiso libre de compartir bienes
como solidaridad con la comunidad; segundo, el mentir a los responsables de la
comunidad sobre el precio para… tercero, aparentar ser justos, honrados,
solidarios…verdaderos hermanos. Aunque este tercer pecado puede parecer el
menos grave (siempre nos parece más grave robar que aparentar) seguramente es
tan grave como los otros dos anteriores.
Respuesta
de Pedro
Pedro pregunta a cada uno por separado
sobre el precio de venta, es decir, les da la oportunidad de darse cuenta del
bien que han dejado de hacer (pecados de omisión) y de no mentir respecto del
mal que hacen. Pero ellos están en otra dinámica y lo están los dos, incluso
cada uno sin el otro. Es posible que incluso algún día estuviesen dispuestos a
mentirse el uno al otro. Y Pedro afirma «No has mentido a los hombres si no a
Dios»
Nos
preguntamos
¿Soy sincero respecto de mi trabajo y de mi
ganancia por él? ¿Trato y pago con justicia a mis empleados, incluidos los
domésticos? ¿Soy sincero en cuanto a quien y como soy o busco aparentar?
10º
Mandamiento NO CODICIARÁS LOS BIENES
AJENOS
Pecado
del Joven Rico
Recordamos el dialogo entre Jesús y el
conocido como joven rico. Éste lo cumplía todo: los mandamientos del primero al
último, cumplía con todos los rituales y
celebraciones e, incluso seguro que se conocía bien la Escritura. Y entonces
¿qué le faltaba? Pues algo le debía faltar cuando busca más. Parece que su
cumplimiento no le llenaba, que se encontraba vacío. Difícilmente el Señor
podía llenarle del todo si en sus baúles del alma dejaba poco sitio para las
cosas de Dios. Sus afanes los tenía llenos de cosas perecederas: dinero,
propiedades y, quizá con ello, fama y prestigio o, tal vez, desgana y pereza.
Respuesta
de Jesús
Y Jesús va y le sacude (se entiende que me
refiero a un golpe). Jesús le quiere despertar. Y para ello le muestra el modo
de dejar de sentirse vacio y de llenar del todo su vida; de dejar de mirar
cabizbajo y pasar a mirar bien alto; de seguir deambulando sin norte y saber
que se responde sin lastres a la vocación a la que Dios te llama. «Véndelo
todo, ven y sígueme. Pero ahí están los lastres: en su caso el dinero, en el
nuestro pueden ser el afán de seguridades («por si pasa algo»), el afán de
comodidades («me las he ganado»), la mediocridad («yo ni robo ni mato»), la
tibieza («yo ya voy a Misa») y, sobre todo, la excusa de mirar lo que hace el
otro, de codiciar lo que tiene el otro.
Nos
preguntamos
¿Ponemos nuestros afanes en bienes baratos,
fáciles, triviales? ¿Nos fijamos en el otro solo para envidiar de lo que tiene?
¿Me conformo con la tibieza y la mediocridad?
Quique Fernández
Coordinador de la
Escuela de Animación Bíblica de Barcelona
A la vez que es completo, es ameno y nos hace recordar pasajes de la Escritura en los que se ve reflejada perfectamente nuestra inclinación a desviarnos del camino que nos lleva a Dios.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, ese paralelismo entre cada mandamiento, el contexto bíblico y nuestra opción de hacer Su Voluntad o la nuestra.
ResponderEliminarEnrriquecedor... Muchas gracias!
Carmen Piña