En la primera parte de este artículo me referí a la
animación bíblica parroquial (y de comunidades en general) respecto de los
sacramentos y la oración.
Solo
si somos conscientes de la centralidad de la Palabra y nos estamos llenando de
ella, entonces ahora ya sí podemos pasar a tratar la animación bíblica en
cuanto a formación y difusión se refiere.
¿Y
por qué en este orden? Permitidme que me fije un momento en el encuentro de
Jesús en Betania con Marta y María (Lucas 38,42).
No
creo que ninguno de nosotros piense que Jesús estaba en contra de que Marta
hiciera la comida y las tareas de la casa. Ni tampoco nadie duda que de seguro
que estaba de acuerdo con que todo ello no lo hiciese Marta sola. Es de
justicia que María ayudase a su hermana.
Pero,
¿a qué nadie pretende conducir su coche sin ponerle antes gasolina? ¡ Pues de
eso se trata! Como cantamos en el grupo “TeSeguiré”(proyecto bíblico-musical),
en la canción “A tus pies”, poniendo en boca de María de Betania: “No es que no
quiera servirte, es que primero quiero llenarme de Ti”.
De
una comunidad en la que la Palabra se celebre, en la que la Palabra “llene”
nuestra vida comunitaria, surgirá la necesidad, muchas veces a modo de
interrogantes necesitados de respuesta, de conocer mejor la Palabra. Conocerla
más para vivirla más. Y de ahí, en definitiva, surgirá la posibilidad de crear
un grupo, una catequesis, de formación bíblica. Quizá aparezca auspiciado por
alguno de los pastores de la comunidad o quizá lo haga como respuesta a la
petición de algunos fieles interpelados por la Palabra.
Seguramente
estamos hablando de una de las realidades eclesiales más en alza. Cada vez es
más fácil encontrar en una parroquia un grupo de catequesis, de lectura, de
comentario, de carácter bíblico. Desde la experiencia de los que formamos la
Escuela de Animación Bíblica de Barcelona, animamos a crear grupos de “lectura
compartida”. Tan solo hace falta que un grupo de feligreses quieran compartir
entre ellos que les dice la Palabra aquí y ahora. Si además cuentan con un
animador bíblico que suscite preguntas, que modere el diálogo y que, además,
brinde al grupo herramientas de formación, pues ya tenemos el primer paso dado.
Y
si además esa formación se recibiese desde niño…eso ya sería un paso de
gigante. No me alargaré sobre la Biblia en la catequesis ya que a ello le
dediqué dos artículos publicados en Catalunya Cristiana.
Hace
ya cuatro años que en mi parroquia, conjuntamente con la Escuela de Animación
Bíblica de Barcelona y la Familia Paulina, convocamos una Semana Bíblica. Ha
sido una consecuencia, no sé si lógica, pero sí atrevida, de intentar que la
palabra de Dios tenga el lugar que se merece en nuestra vida parroquial.
No
se ha tratado de organizar una simple
cadena, más o menos acertada, de charlas o conferencias.
El
lema del Beato Santiago Alberione, fundador de la Familia Paulina, “Llevar la
Palabra de Dios al hombre de hoy con todos los medios de hoy”, nos ayuda a
entender que la animación bíblica y, por tanto, la Semana Bíblica está llamada
a ser multidisciplinar. Conferencias, sí, pero también Lectio, conciertos,
películas…
Y
también multigeneracional. También Dios habla a los niños, adolescentes y
jóvenes. Y, por supuesto, a todos, sean cuales sean sus circunstancias y
conocimientos. Es más, creámonos de verdad que Dios habla de una manera
especial a los más sencillos, a sus predilectos.
Y
si una Semana Bíblica se enmarca en la tarea de formación y difusión de la
Palabra de Dios, también puede ser una buena idea el que en la parroquia o
comunidad pueda haber un servicio de librería que durante todo el año, o en
épocas significativas como la Navidad o Sant Jordi, ofrezca Biblias y toda
clase de libros, dvd's o cd's que comentan o animan con la Palabra de Dios.
También
desde la experiencia personal quisiera aportar la campaña que cada año hace el
Grupo Bíblico y Misionero “Cinco panes y dos peces” ofreciendo en la parroquia
el librito de los evangelios de todo el año. Es otra manera más, pero bien
fácil, de acercar la Palabra de Dios a todas las casas.
Ni
pretendo ni puedo agotar el tema. Sí, en cambio, quisiera animar al diálogo,
abrir interrogantes, “pinchar” para despertar y, quizás así, el que en nuestras
comunidades parroquiales se empiece a dar pasos, o se consolide, la animación
bíblica de toda la pastoral, sabiendo que como bien dice San Jerónimo, y recoge
Benedicto XVI en la Exhortación Apostólica post-sinodal “Verbum Domini” (La
Palabra del Señor), “la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo”. Y
de esa ignorancia no podemos ni queremos conformarnos.
No
quisiera acabar sin ofrecer a todo el que desee dialogar sobre la necesidad de
animación bíblica en su parroquia o comunidad la posibilidad de contactar con
la Escuela de Animación Bíblica de Barcelona.
Quique Fernández
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