martes, 25 de enero de 2011

Biblia y catequesis, ¿cómo?

Hace poco, en un artículo anterior presentaba el porqué de la catequesis bíblica, es decir, de una catequesis en que la Biblia sea la base de inspiración y trabajo.
Pero es bien fácil y, por tanto, muy probable que después de leer ese artículo, algunos o muchos se preguntasen, lógica y legítimamente, el cómo hacerlo. ¿Pero… es posible?
Entonces, al final del artículo, me excusaba por la falta de espacio y proponía dejarlo para otra ocasión.
En aquel momento no sabía con certeza cuando se publicaría la nueva exhortación apostólica post-sinodal que con el nombre “Verbum Domini” (La Palabra del Señor) ha escrito Benedicto XVI. Sin duda, este documento es una herramienta indispensable para afrontar el reto de casar de una vez y para siempre Biblia y Catequesis.


En el apartado dedicado a la dimensión bíblica de la catequesis, n. 74, nos dice Benedicto XVI:
“Un momento importante de la animación pastoral de la Iglesia en el que se puede redescubrir adecuadamente el puesto central de la Palabra de Dios es la catequesis, que, en sus diversas formas y fases, ha de acompañar siempre al Pueblo de Dios. El encuentro de los discípulos de Emaús con Jesús, descrito por el evangelista Lucas (cf. Lc 24,13-35), representa en cierto sentido el modelo de una catequesis en cuyo centro está la «explicación de las Escrituras», que sólo Cristo es capaz de dar (cf. Lc 24,27-28), mostrando en sí mismo su cumplimiento. De este modo, renace la esperanza más fuerte que cualquier fracaso, y hace de aquellos discípulos testigos convencidos y creíbles del Resucitado”.

1. La Palabra de Dios sale a tu encuentro
“Jesús mismo se les acercó y se puso a caminar con ellos” (Lc 24, 15)

Escribía entonces que para ello hace falta que los catequistas gusten de la Palabra. Es por ello que para empezar a hablar del cómo nos hemos de fijar en los catequistas. Es evidente que todos somos hijos de nuestro tiempo y los catequistas no son una excepción.
Cada día se lee menos, en general, y se lee menos la Biblia, los cristianos en particular. El conocimiento, pues, de la Biblia entre nuestros catequistas seguramente es, como mínimo, mejorable. Quizá no seamos del todo conscientes que, al igual que se predica, se catequiza con la Palabra de Dios.

Un primer y básico impulso podría ser el participar de algún cursillo o sesiones sobre la Biblia en la Catequesis. Pero será un intento insuficiente si el final de esas sesiones no supone un principio de una “nueva” mentalidad (nada nueva, por cierto, si nos fijamos en los escritos de los Padres de la Iglesia) en el que la Bilbia anime transversalmente toda la pastoral y, por tanto, también la catequesis.
Y de ello se desprende que, en general, toda actividad pastoral de nuestras parroquias y movimientos debe ser animada por la Palabra de Dios. Y que, además, de una manera más concreta, han de surgir en nuestras comunidades encuentros de formación bíblica, de lectura compartida de la Palabra, de Lectio Divina (Lectura orante de la Palabra).
Sin cristianos, sin catequistas, que saboreen la Palabra no hay nada que hacer por más que se programe y se programe bien.

2. La Palabra de Dios se transmite a todos
“Les interpretó lo que sobre Él hay en todas las Escrituras” (Lc 24, 27)

Porque el segundo paso es, sin duda, que los responsables de programar y decidir los contenidos y formatos, no se olviden de la Biblia como el principal libro de la catequesis.
Antes, a uno le decía el señor párroco que se animase a dar catequesis, que solo era una hora a la semana y, tras poner en sus manos el libro-catecismo del momento, le lanzaban al ruedo con mucha y buena voluntad y con poca, muy poca idea, de qué y cómo hacer.
Hoy no es que diste mucho de aquello pero con una diferencia: hoy programamos y evaluamos. Incluso me atrevería a decir que tanta evaluación no nos permite dedicar un mínimo de tiempo a la formación de los catequistas.
Pues bien, sin una programación que alimente todos los contenidos y formatos con la Palabra de Dios no hay nada que hacer por más que se hagan planes pastorales magníficos (que lo son) y se editen materiales estupendos (que los hay y muchos)

3. La Palabra de Dios se muestra clara y sencilla
“Sus ojos se abrieron y le reconocieron” (Lc 24, 31)

Por supuesto, el tercer paso será dotar de las herramientas necesarias a los programadores y catequistas en general. En nuestras librerías católicas podemos encontrar muchos y muy buenos materiales. Una visita a alguna de esas librerías y, a la vez, una visita a las webs de las editoriales que trabajan libros y materiales bíblico-catequéticos, nos adentrarán en un mundo casi inabarcable, con un abanico de posibles dinámicas que van de los juegos a los vídeos pasando por los posters o la música.
No es cuestión de citar en este momento las editoriales y sus publicaciones. Sería un intento inútil por la falta de espacio y, además, injusto por las omisiones a las que me vería obligado.
Sin duda, una de las primeras medidas debería ser el contar con varios “Nuevo Testamento” que pongan el texto original en las manos de los catequizados (al menos desde la edad en la que estudian secundaria).

Y, evidentemente, no acompañar a esta catequesis de ciertos tics que acompañan a tantas y tantas catequesis. Una arriesgada idea al respecto:
La catequesis bíblica también requiere de una invitación explicita a celebrar la fe en la Eucaristía dominical. Ésta, lejos de ser un complemento de la catequesis, ha de ser el centro de nuestra vida cristiana y, por tanto, al contrario, es la catequesis la que es un buen complemento para la Eucaristía dominical. Por ello, cuesta entender que a la Mesa de la Palabra y de la Eucaristía, se invite a muchos catequizados en menor medida que a la catequesis. La propuesta de catequesis semanal y Eucaristía mensual me parece que, aún sin darnos cuenta y con la mejor de las voluntades, desafina.

Por ello, me atrevo a animar a todas las comunidades a que cualquier propuesta de Misa con niños, Misa de la catequesis o Misa Familiar, sea una propuesta semanal.
¿Pero este artículo no era sobre Biblia y catequesis? ¿Por qué nos sale ahora con temas que parecen más bien litúrgicos? Me explico:
De lo que se trata no es de dar una catequesis bíblica enfrentada al Catecismo o a la Litúrgia.
Como bien recoge Benedicto XVI en la "Verbum Domini", se trata de que la Biblia anime, de forma transversal, toda la pastoral, no de que esté reñida con las realidades que ha de iluminar, animar.

¿Cómo hacerlo? Primero, queriendo; segundo, preparándonos; tercero, intentándolo. Y, sobre todo, rezándolo, es decir, pidiendo a Dios que nos haga vehículos de su Palabra.
Quique Fernández
Coordinador de la Escuela de Animación Bíblica
quimil66@yahoo.es

(Publicado anteriormente en Catalunya Cristiana 1630, 19-12-2010)

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